miércoles, 2 de marzo de 2011

Entrevista a Kenneth Rogof, profesor de Economía de la Universidad de Harvard


Las apariencias no engañan con Kenneth Rogof, nacido en 1953. Licenciado en 1975 en la Universidad de Yale, se doctoró en Economía por el MIT cinco años después. Entre medias, le dio tiempo a recibir el título de Gran Maestro Internacional de Ajedrez, un reconocimiento vitalicio que supone la máxima distinción con la que se premia a los jugadores más excepcionales.
Más allá de los tableros, fue economista jefe y director de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) entre 2001 y 2003 y en la actualidad imparte cátedra en la Universidad de Harvard. Ahora ha cobrado fama por el éxito del libro que escribió junto con la también economista Carmen Reinhart.
Titulado de forma irónica "Esta vez es diferente", repasa las crisis financieras y económicas de los últimos ocho siglos. Ayer estuvo en Madrid, invitado por la Fundación Rafael del Pino, precisamente para hablar de su libro. Es decir, de las crisis.
Entrevista

¿Por qué nunca es diferente? ¿Por qué la memoria financiera es tan breve?
La memoria financiera no es tan efímera. Las crisis financieras ocurren periódicamente, con espacio de
tiempo entre ellas. Cuando transcurre una generación, la gente olvida las dificultades anteriores. Y esto se debe en parte a la psicología humana. Lo que el estudio de la historia financiera enseña es que ningún país, en ningún momento, está exento de poder sufrir una crisis financiera cada cierto tiempo. Ningún país del mundo puede decir que no sufrirá una crisis en el futuro. Y la próxima vez tampoco será diferente.
¿Se aprenderán las lecciones de la crisis en esta ocasión o se olvidarán pronto?
No las olvidaremos rápidamente. Cada vez que se sufre una crisis de estas características se considera que es la peor, la más dramática. Y la gente, las autoridades, los políticos lo recuerdan.De hecho, una de las razones por las que España no está peor se debe a la crisis bancaria sufrida en los años 70. Su recuerdo hizo que el Banco de España fuera más exigente en la supervisión. Y algo similar ha ocurrido en Suecia o Canadá, que también aprendieron de sus pasadas crisis financieras.
En su libro ha repasado ocho siglos de crisis financieras y soberanas. La zona euro está sumida ahora en un grave problema de estas características. Tras los rescates de Grecia e Irlanda, ¿necesitarán ayuda otros países?
Portugal está en una situación muy complicada y es probable que deba necesitar ayuda. España estará sometida a una fuerte presión cuando dos o tres países de la zona euro, como Grecia, Irlanda o Portugal, tengan que reestructurar su deuda. España no es Grecia ni es Irlanda, pero tiene vulnerabilidades que deberían recibir respaldo cuando esas reestructuraciones ocurran. Si España impagara su deuda, ningún país europeo quedaría a salvo. Alemania, Francia y otros países encontrarían el modo de respaldar a España.
¿Qué opina del mecanismo de rescate europeo? ¿Es una solución real o sería mejor reestructurar la deuda?
Para países como Grecia o Irlanda, sería mejor reestructurar la deuda.Una reestructuración es muy dolorosa, pero la austeridad asociada al fondo de rescate es peor. Si no se reestructura la deuda, si no se limpia la casa, los problemas persistirán.
¿Está el euro en peligro?
No, no lo creo. Alemania y Francia han mostrado un fuerte compromiso con el futuro del euro.
¿Qué opina del último estímulo cuantitativo (QE2) enviado por la Reserva Federal (Fed) estadounidense? ¿Habrá una tercera parte del alivio cuantitativo (QE3)?
La segunda parte de la expansión cuantitativa en noviembre del año pasado fue correcta para prevenir la deflación. Pero éste no es hoy el problema. El petróleo presiona sobre la inflación, la economía está más fuerte?Además, con esa decisión la Fed demostró que ha ganado más poder durante la crisis y que es una institución más fuerte. De todos modos, para acometer el QE3 deberá tener unas pruebas muy, muy fuertes para justificarlo.
En el caso del Banco Central Europeo (BCE) vuelve a estar preocupado por la inflación...
Se enfrenta a una difícil decisión. Sospecho que subirá los tipos de interés. Tiene muchas presiones para ello, sobre todo desde Alemania.
¿Cómo ve la evolución de la guerra de las divisas? ¿Está en juego la supremacía del dólar?
Afrontamos unos años en los que los tipos de cambio de las divisas de los mercados emergentes deberán apreciarse con fuerza. China debe ser uno de esos países. Al mismo tiempo, asistiremos a una transición hacia un sistema más multilateral. Hemos visto una supremacía histórica del dólar que cambiará, aunque muy lentamente.
Los riesgos del endeudamiento excesivo
Su último libro, referido a ocho siglos de crisis económicas, se titula "Esta vez es diferente".  ¿Qué quiere decir?
Es un título irónico. Implica que, en años anteriores a todas las grandes crisis, los dirigentes y los agentes económicos han creído que esa vez no ocurriría lo de otras. Así, hasta 2007 se acumularon ingentes cantidades de deuda con el permiso de gente como Ben Bernanke [presidente de la Reserva Federal], que pensaban ser más listos que los anteriores y haber aprendido la lección. Por supuesto, no fue así. Es sorprendente la cantidad de personas en Estados Unidos que aseguraban que el precio de la vivienda no caería nunca. Y algo similar ha pasado con la gestión de la crisis.
Entonces, ¿se han repetido todos los errores del pasado?
Por fortuna, no todos. Hace dos años, había una probabilidad significativa, en torno al 15%, de repetir la Gran Depresión. Los bancos centrales hicieron los deberes, se apoyó a las instituciones financieras, y se logró evitar la debacle. Eso no significa que se haya resuelto la crisis, ahora con forma de deuda soberana.
¿Cuál es el principal mensaje a extraer de la llamada Gran Recesión?
Uno muy simple: demasiada deuda no es buena. Supone una enorme vulnerabilidad. Algo falla cuando, de los 200 billones de dólares en activos financieros globales, solo 50 están soportados por capital, y el resto es deuda o dinero. Para sanear ese mal balance, se debe exigir a los bancos más capital, y a los hogares menos endeudamiento. Esa regla debe ser especialmente exigida en tiempos de boom económico. El problema es que siempre ocurre lo contrario, porque la gente se ilusiona fácilmente y no está dispuesta a obtener menores beneficios.
(fuentes: Eleconomista.es (Pedro Calvo); Cincodias.com (Juan Lazaro))

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